Pedicuría y Manicuría

El cuidado de las manos y los pies constituye una de nuestras mejores cartas de presentación. Las uñas dicen mucho sobre nosotras, hablan de nuestra salud (descamación, manchitas blancas, sequedad… hay explicaciones dermatológicas para todos estos signos) y de nuestro empeño en el acicalado. Hoy en día, una sesión de manicuría y pedicuría es un lujo muy accesible pues cada vez hay más centros de belleza y spas en las ciudades.

Yo uso las uñas de las manos ligeramente cuadradas y más bien cortas. No me gusta pintármelas de colores oscuros, por eso uso esmaltes beiges o rosados. Contrariamente a las reglas, no me pinto las uñas de las manos del mismo color que las de los pies. Para los pies utilizo colores oscuros como negro, azul profundo, violeta o rojo sangre. Me gusta como esos tonos quedan con sandalias abiertas. Además los esmaltes oscuros son más duraderos que los claros que, con el paso de los días tienden a amarillarse. Por eso trato de recurrir a una belleza de manos y de pies por semana.

Como complemento y prevención uso mucha crema. A veces, por las noches, me masajeo los pies con crema antes de meterme en la cama, y si quiero lograr una humectación más efectiva, duermo con soquetes de algodón (¡muchos recomiendan envolverse los pies con film!). De vez en cuando, también, se los puede exfoliar con un scrub suave durante la ducha, con los pies húmedos y realizando movimientos circulares. Para evitar las manchas y las arrugas en las manos (nada denuncia más el paso de los años que las manos avejentadas) uso cremas hidratantes con alta protección solar. Las cuido como si fueran parte de mi cara pues no existe cirugía alguna que pueda corregir años de desidia.