Ejercicio

Después de la disciplina en las comidas... otro básico de belleza es sin duda el ejercicio.

Pienso en mi infancia y no puedo creer estar escribiendo esto. Más o menos hasta que cumplí 20 años, bastaba que mencionaran la palabra deporte para que se me pusieran los pelos de punta! Me pasé todos los años del colegio primario y secundario exagerándole a los profesores que tenía un soplo en el corazón (muy pero muy leve!) y tratando de encontrar excusas varias para convencer al médico de la familia para que me firmara certificados con los que pudiera excusarme de las clases de educación física.

Ahora, que han pasado tantos años desde que terminé el colegio, me cuesta mucho no hacer ejercicio todos los días. ¡A veces le dedico hasta 3 horas diarias! Practico de todo: gimnasia localizada, caminatas, elíptico y yoga. ¿Qué me hizo cambiar de idea? Principalmente el hecho de descubrir que lo único que puede revertir el paso del tiempo es el trabajo físico, el moverse, el sudar, el conocer nuestros músculos y tomarles confianza, sacando toda su fuerza hacia fuera. El entrenamiento es uno de los motores esenciales para sentirnos bien con nosotras mismas.

Una de las peores actitudes es el sedentarismo y es también una de las más insalubres. Una mujer o un hombre que no se mueve está condenado a envejecer rápidamente. Y eso si no tenemos en cuenta las consecuencias más graves para la salud como la hipertensión arterial y el sobrepeso, entre otros.

Muchas veces la gente me dice que no tiene tiempo para ejercitar y que, como el trabajo, los hijos y la casa no dejan espacio, el ejercicio es percibido como un lujo o una diversión. ¡Falso! El trabajo físico es, antes que nada, una medida importantísima de prevención para cuidar nuestra salud y nuestra belleza. Por eso es fundamental encontrar el tiempo para realizarlo a pesar de las exigencias cotidianas. Treinta minutos bastan para mantener el peso. Con más de treinta, se empieza a quemar calorías. Cuando viajo a Estados Unidos, y por la diferencia horaria voy al gimnasio a las horas más absurdas (sobre todo cuando me traslado desde Europa), siempre me llama la atención que, aunque sean las 6 de la mañana, los neoyorkinos ya están ahí, corriendo, transpirando, con el tiempo justo para llegar a sus oficinas.

El ejercicio además levanta la autoestima, quema calorías, nos prepara para afrontar el resto de las actividades del día y nos hace segregar serotonina, la “hormona del buen humor“, que es muy importante para el funcionamiento del cerebro, sobre todo como regulador de los estados de ánimo. O sea, nos hace estar y sentirnos bien, y eso se refleja en nuestro semblante y es visible a los demás.