Según pasan los años...

Ya que les ha gustado el post anterior de Norma, mi cosmetóloga, ahora le pedí que nos escriba algo dedicado a cada edad... 

"A LOS 20 AÑOS... A esta edad, sentimos que tenemos juventud y belleza natural, y que ambos van a durar para siempre. Estamos lejos de la preocupación por envejecer todavía, pero tenemos que adoptar buenos hábitos y ser constantes por el futuro de nuestra piel. Empezar una rutina saludable, con aplicación de buenos productos, como ser: emulsión de limpieza, un tonificante y luego un suave hidratante.

A LOS 30 AÑOS... Acá se dan los primeros pasos en la edad adulta, más los primeros síntomas del paso del tiempo. Comienzan a aparecer finas líneas y se pierde algo de luminosidad en la piel. Precisamos protección contra el foto-envejecimiento, por eso debemos apelar a una hidratación más profunda y cremas con activos que intervienen en la biosíntesis de colágeno para recuperar el ciclo celular. 

A LOS 40 AÑOS... Este es un período muy ocupado de la vida, la familia y la profesión, buscando siempre tener todo bajo control. De todos modos debemos usar productos tensores (pues la piel ya no es tan tersa como solía ser), estimular la síntesis de colágeno y elastina y ayudar a mejorar la firmeza de la piel y el óvalo. También debemos recurrir a productos que revitalicen la energía celular y sean ricos en vitaminas, que son imprescindibles. 

A LOS 50 AÑOS... Esta es la edad de la madurez. Sabés lo que valés y lo que querés y cómo conseguirlo. Las arrugas, la flaccidez y discromías se desarrollan como resultado de una disminución en la producción de estrógenos como consecuencia de la menopausia. Se necesitan pues cosméticos efectivos, que deben estar dirigidos a la regeneración epidérmica y dérmica, a las arrugas de expresión y a los mecanismos de defensa de la piel contra la agresión externa. Las cremas deben ser capaces de hidratar y nutrir profundamente, en conjunto con sueros especiales.

A LOS 60 AÑOS... La edad dorada. La madurez nos otorga una nueva percepción de la vida, con más indulgencia a los cambios climáticos. No queremos parecer mayores de lo que nos sentimos. Ya no se producen más estrógenos, la piel se afina y las líneas de expresión quedan grabadas en la superficie del rostro. Por eso es necesario hidratar, reparar, regenerar y fortalecer la fragilidad cutánea. Se hacen imprescindibles productos de texturas enriquecidas con principios activos específicos para esta etapa."

Cuánta sabiduría, Norma! Muchísimas gracias!!!!