El Automasaje

Hay momentos en los cuales nos miramos al espejo y la imagen que vemos no nos satisface...

Estamos cansadas, por ahí dormimos mal o no suficientemente, y el mejor remedio para nuestra cara es realizarse un automasaje. Gracias a unos pocos movimientos podemos lograr oxigenar nuestra piel y enseguida ver cambios.

Para empezar, hay que tener cuenta que los movimientos tienen que ser siempre ascendentes y nunca descendentes.

Lo primero que hay que hacer es frotar diez veces las orejas con la palma de la mano, para re-energizar la cabeza. Después, con un poco de crema hidratante, masajear con cuatro dedos de la mano desde el mentón hasta los ojos por lo menos 6 veces.

Seguir ejerciendo con la yema de los dedos una presión regular entre las narices y las orejas, pasando por los pómulos, más o menos 10 veces.

Para lograr un aire más sereno y destendido hay que pellizcar, sin levantar la piel, la frente desde el medio hasta las sienes, también unas 10 veces.

Y por último, lo más importante es no olvidar de ocuparse de los ojos, la parte de nuestra cara más expuesta a sufrir cansancio y dónde las marcas se hacen más notorias y visibles.

Siempre con la punta de los dedos, realizar pequeños golpecitos en las órbitas, empezando por el hueso inferior hasta el arco de las cejas, pero evitando tocar los párpados para no estirar la piel.

Después de hacer 4 puntos de presión desde el interior hasta el exterior por lo menos 6 veces, repetir otras 6 veces más en sentido contrario.

Estos pequeños masajes es mejor realizarlos preferentemente a la mañana y se aconseja tomar después un vaso de agua caliente para re-equilibrar la energía vital y eliminar las toxinas.